Breve reseña histórica de los orígenes y evolución del Registro de la Propiedad del Automotor
De donde partimos, es trascendente para comprender la importancia de la trayectoria del Régimen Jurídico del Automotor, pues el automotor hoy no solo es un elemento de transporte, es una herramienta de trabajo, un elemento de esparcimiento familiar; está ligado al deporte, es un eslabón indispensable del tramado productivo nacional y fue cobrando cada vez más importancia en la sociedad.
Fueron los municipios quienes crearon por primera vez normas de registración y patentamiento; en la práctica, solo persiguiendo finalidades fiscales.
Con el tiempo, las provincias ordenaron las diferentes normativas municipales, creando leyes provinciales que les permitieron absorber los tributos que hasta el momento cobraban algunos municipios, además de crear “patentes” únicas que identificarían a las provincias.
Así fue como en el año 1936 la provincia de Buenos Aires fue la primera en sancionar una ley en tal sentido, siendo seguida por las provincias de Córdoba, Corrientes, Tucumán, etc. De todas formas, estos recaudos no daban acabada solución a una problemática jurídica que se planteaba respecto de la posesión de los automotores, pero fueron la base para la creación del Régimen jurídico del Automotor.
El 27 de marzo de 1957, por medio de la Resolución Ministerial N° 256/57 se creó una comisión encargada de la preparación de un proyecto de Registro del Automotor. De su informe, el 30 de abril de 1958 se dictó el Decreto-Ley 6.582/58 que fue dictado por el Poder Ejecutivo Nacional. Este decreto-ley fue ratificado por la Ley 14.467, modificó sustancialmente el régimen legal vigente hasta entonces, cambió posesión por inscripción (Art. 1° del Régimen Jurídico), lo cual implicaba que nadie era dueño de un vehículo hasta que lo inscribiera; en virtud de ello se crea el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor.
El 15 de septiembre de 1959, el Dr. Frondizi creó una comisión consultiva para la puesta en funcionamiento del Registro del Automotor; en 1963 se desvinculó a la “Dirección Nacional del Registro de la Propiedad del Automotor” de la “Dirección del Registro de Créditos Prendarios de la Nación”; el 12 de junio de 1964 se promulgó la Resolución N° 37 dando la obligatoriedad de la inscripción, estableciéndose la inscripción de los automotores para Capital Federal.
Por 1966 solo funcionaba un Registro en Capital Federal a cargo de la Dirección Nacional y unos 20 Registros Seccionales en el Gran Buenos Aires; a partir de este momento se empezaron a ampliar los trámites, ya que hasta ese entonces solo se habían inscriptos trámites de 0 km.
En 1973, mediante la Ley 20.167 de dio la nueva denominación, “Dirección Nacional del Registro del Automotor y de Créditos Prendarios”.
En el año 1977 comienza a funcionar hasta la actualidad la Asociación Argentina de Encargados de Registros de la Propiedad del Automotor. En 1982 se reforma el Régimen Jurídico originándose un importante incremento de transferencias, se crearon los trámites de denuncia de venta y de compra. Los trámites y cambios perseguían el efectivo sinceramiento de la titularidad de los automotores. En 1983, mediante la Ley 22.977, se impone la obligatoriedad de abonar aranceles.
El 21 de marzo del año 1988 se publica en el Boletín Oficial el Decreto N° 335/88, Reglamentación del Régimen Jurídico Registral de la Propiedad del Automotor; por el año 1989 se incorpora al Régimen Jurídico los motovehículos mediante Resolución N° 586; en ese entonces los encargados de los Registros del Automotor fueron los interventores de motovehículos; también se firma el convenio con Rentas en Capital Federal.
En 1993 se redactó el Digesto de Normas Técnico-Registrales, que dotó de mayor agilidad y seguridad jurídica a todos los trámites y procedimientos y se pone en funcionamiento la primera versión de Infoauto; en 1994 se realiza la primera convocatoria al parque automotor (en Mendoza); en 1996 se incorporan las Máquinas Agrícolas y se redacta el Reglamento Interno de Normas Orgánico-Funcionales del Registro Nacional de la Propiedad del Automotor.
A partir de 2002 comienza una serie de cambios continuos, este año se pone en funcionamiento Infoauto 3; en 2003 aparece SUGIT (Sistema Unificado de Gestión de Infracciones de Tránsito); en 2004 se firma el convenio con el Colegio de Escribanos en Capital Federal; en 2006 se crea Rudac (Registro Único de Desarmaderos de Automotores y Actividades Conexas) , en 2009 comienza Sucerp (Sistema Unificado de Cálculo, Emisión y Recaudación de Patentes) y en 2012 desaparece Infoauto y empieza a funcionar el programa de SURA (Sistema Único de Registración de Automotores) y Ace (Asignación de Competencias Electrónicas).
A partir del 1° de marzo de 2016, mediante el Decreto N° 434, comienza a funcionar una nueva gestión de mucho crecimiento basada en “el Plan de Modernización del Estado”.
Desde su comienzo y hasta la actualidad los Registros de la Propiedad del Automotor se han ido transformando, con el plan de modernización y la despapelización los encargados de cada Seccional se ven obligados a reestructurar sus esquemas de trabajo, en cuanto al personal, la distribución de los puestos, la mesa de entrada y el seguimiento de los trámites.
Es que muchos paradigmas han cambiado. La mirada que tenemos sobre el problema es el problema. Muchos siguen viendo la mesa de entrada y la organización interna como un problema. Parece un trabalenguas, pero no lo es. El camino está al alcance de la mano si se tienen en cuenta algunas herramientas modernas de organización y solución de conflictos.
Para que estos cambios no afecten el normal funcionamiento de la gestión de los Registros Seccionales se debe tener en cuenta una serie de aspectos.
Atención al usuario y características del equipo de trabajo La Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor hace suya la Carta al Ciudadano con un claro foco en la necesidad de prestar un servicio de calidad, ya sea en la administración centralizada como en la actividad descentralizada a cargo de los Registros Seccionales, en el entendimiento que si el enfoque se hace pensando en la prestación del servicio de cara al cliente/usuario, cuando se logra, se consiguen altos estándares de calidad. Los usuarios pasan a ser el objetivo primordial, sin perder de vista la seguridad jurídica. Para lograr este horizonte, el trabajo en equipo pasa a ser fundamental.
En base a la cantidad de personal, sus características, fortalezas y debilidades, se debe armar un esquema de distribución de tareas y responsabilidades, pues la organización es de una gran importancia para el buen desarrollo articulado de la actividad diaria.
Y si la atención al público se entiende como un verdadero servicio y que debe ser de calidad, es importante definir lo que es una buena atención y cuáles son sus componentes. Los usuarios, acostumbrados a la administración pública, se acercan sin expectativas a realizar trámites con distintos tipos de ánimo dependiendo de la situación que los acerque al Registro; por lo tanto, es responsabilidad de quien lo atienda brindarle un servicio con ciertas características que reviertan su ánimo.
- Confiabilidad: La capacidad de inspirar confianza se convierte en algo imprescindible y se consigue cumpliendo lo que se promete, incluso superando las expectativas del usuario. La seguridad que cada admisor debe brindar a quien esté presentando un trámite centrado en un trato cordial, amable, brindándole toda la información posible para despejar las dudas que presente el usuario, ayudarlo a realizar su trámite lo hará sentirse satisfecho. Nuestro objetivo se basa en que el usuario se debe ir del Registro con la mejor impresión de su paso por él.
- Competencia profesional: Las personas que mantienen el vínculo con el público/usuario deben recibir entrenamiento normativo registral y actitudinal frente al servicio. La capacitación constante es fundamental para la toma de trámites y la información que le transmitirá al usuario.
- Disposición: Actitud orientada a satisfacer intereses y necesidades de quien concurre a nuestras oficinas y preservar la seguridad jurídica de los mismos. A pesar de estas consignas, hay factores externos que pueden ser disparadores de dificultades que se nos presentan a diario. A veces, el usuario tiene un mal día, se olvidó algún documento, asistió a otro Registro anteriormente por error, etc.; esto hace que el usuario ingrese mal predispuesto y el trato que un día se percibió como excelente hoy puede ser molesto. Es conveniente estar atento al lenguaje corporal del usuario para saber interpretar señales de impaciencia, incomodidad u otras.
Otro punto importante es el salón de espera, debemos dedicarle tiempo al usuario, pero sin demorarlo demasiado; su paso por el Registro debe ser práctico y no tedioso. Si en un mismo momento (crítico) ingresan muchos usuarios, todo el personal debe ponerse en el rol de admisores con el fin de evacuar lo más rápido posible las necesidades del usuario.
Con la implementación del Sistema SURA esto es posible, ya que permite atender y cobrar en varios puestos a la vez.
Debemos contar con un equipo de trabajo comprometido, ya que la buena atención también depende del estado del equipo. Para ello debemos entender e intentar armonizar el ambiente laboral, dándole lugar a las charlas en equipos, las reflexiones y la participación de todos. Un buen clima de trabajo es fundamental, ya que compartimos muchas horas diariamente.
Los pasos que debemos seguir para poder mantener un orden y así concluir en un buen equipo de trabajo.
– Formulación de iniciativas: Una vez identificadas las necesidades debemos elaborar una serie de proyectos e iniciativas para satisfacerlas, ayudando a cumplir con los objetivos globales y las metas particulares de cada empleado.
– Elaboración de un plan consolidado: Una vez identificadas las necesidades de distribución de responsabilidades y las posibles soluciones, debemos formular un plan consolidado y un tablero de control para monitorear la ejecución y resultado de la actividad.
– Evaluar el nivel de compromiso: Al establecer el nivel de compromiso y actitud de los empleados, podremos designar qué puesto ocupará cada uno.
La constante motivación ayuda al compromiso, esto mejora la productividad, ergo, mejoran los resultados individuales y colectivos.
Con relación a los niveles de compromiso de los empleados, existen diferentes características que deberíamos tener en cuenta para la conformación de equipos:
- Dedicado: Es leal a la organización, optimista respecto al futuro. Busca de forma proactiva oportunidades que cumplan la misión de la organización.
- Comprometido: Aporta esfuerzo discrecional, colabora para lograr los objetivos del equipo, cree que la organización le permitirá su buen desempeño. Se siente valorado y comprometido con el trabajo.
- Motivado: Contribuye enérgicamente, se esfuerza por lograr sus objetivos personales, valora mucho más conseguir los logros personales.
- Satisfecho: Disfruta del trabajo, le gusta trabajar solo. No va más allá de lo que se le requiere. De esta manera, podemos encarar la formación de un equipo de trabajo, donde la diversidad exista, pero que sea administrable y se resuelva de manera positiva con el tiempo, para encontrar armonía. Por eso los equipos de trabajo no sólo deben funcionar para detectar fallas o para plantear soluciones y estrategias; todos los colaboradores de la organización deben estar dispuestos a trabajar productivamente en pro de la satisfacción del cliente/usuario y del Registro Seccional contribuyendo al resultado económico, al cumplimiento de las normas externas e internas que disponga el encargado/interventor.
Por lo expuesto en el punto desarrollado, las principales premisas deberían ser:
- El usuario como objetivo primordial, sin perder de vista la seguridad jurídica.
- Se debe cumplir con lo ofrecido o prometido.
- Para el usuario, las personas que lo atienden marcan la diferencia.
- Entender que un empleado insatisfecho genera clientes insatisfechos.
- El juicio sobre la calidad de servicio lo hace el público en general.
- Por satisfactorio que sea un servicio, siempre se puede mejorar.
- Cuando se trata de satisfacer al usuario, todos somos un equipo.
- Generar un equipo unido y con los mismos objetivos.
- Distribuir tareas para tener un sistema de trabajo sólido.
- Hacer un doble control de todos los trámites.
- Buena comunicación (claridad, integridad, equilibrio) y clima de trabajo.
El rol del encargado titular del Registro de la Propiedad del Automotor
El carácter de funcionario público, dependiente de la Dirección Nacional de los Registros Nacionales de la Propiedad del Automotor y Créditos Prendarios del encargado del Registro, se encuentra plasmado en el Decreto 644/89. Su designación, sus derechos y deberes, son parte de dicho plexo normativo. Es quien califica controlando la legalidad de los actos y analiza todas las cuestiones que suceden dentro del Registro. Son los registradores de cada una de las modificaciones que componen el dominio del automotor (título y modo), tienen una doble función, con el usuario para afuera y con la Dirección Nacional para adentro.
El Reglamento Interno de Normas Orgánico-Funcionales, el Digesto de Normas Técnico-Registrales, Planillas de control (de pagos, ingresos, egresos, trámites veps, depósitos, stock, etc.), su criterio, la distribución, la comunicación y el manejo de su grupo de colaboradores, deben ser su base diaria para el buen desempeño en su función.
Aspectos que pueden favorecer el buen gerenciamiento de un encargado
– Promover la responsabilidad.
– Motivar a sus empleados.
– Crear espíritu de equipo.
– Reconciliar los desacuerdos.
– Dar formación a los empleados para que resuelvan los problemas.
– Dirigir las operaciones donde está la acción.
– Estar visible para sus empleados.
– Mantener siempre abierta la comunicación con su personal.
– Delegar y controlar que se cumplan en forma adecuada todas las ordenes emitidas.
Hoy en día se hace cada vez más evidente la importancia de contar con personal competente para lograr los objetivos propuestos por el equipo de trabajo. Esta tarea, de formar un buen equipo de trabajo, no es nada fácil, será tarea del encargado formar un buen equipo de trabajo y garantizar el buen funcionamiento del Registro Seccional.
Desde sus inicios y a lo largo del tiempo, el Registro de la Propiedad del Automotor se ha basado en un sistema constitutivo, real, obligatorio y público, destacando su labor a lo largo del tiempo sin ninguna fisura, brindando transparencia y compromiso, adecuándose a las necesidades del ciudadano, creando programas que le permitan actualizarse a los tiempos que corren, demostrando tener un concepto claro, prolijo e idóneo y se ha ido transformando continuamente, teniendo siempre presente cuáles son sus obligaciones y sus prioridades en materia de seguridad jurídica que le debe brindar al ciudadano.
Los temas abordados en esta monografía intentan aportar información a los encargados/interventores del Registro del Automotor para el buen funcionamiento del sistema registral, ya sea por la incorporación de tecnología, por la capacitación continua, la eficacia teniendo como prioridad la atención del público, los recursos humanos y la seguridad jurídica, ya que estos son, sin dudas, los factores que conformaran una exitosa gestión registral.
Poder desarrollar su tarea como registradores y cuidadores, junto con su equipo de colaboradores registrales, en esta nueva etapa de modernización del Registro del Automotor es fundamental para que el cambio tenga un impacto favorable en los usuarios.
Bibliografía
– Ministerio de Modernización, Decreto 434/2016, Bs. As., 01/03/2016.
– Material expuesto en clases de la Diplomatura del Régimen Jurídico del Automotor, cursada 2018. Clase N° 1, expositores: Fabiana Cerruti y Álvaro González Quintana. Clase N° 19, expositor: Juan Pan Peralta. Clase N° 25, expositor: Marcelo Valle. Clase N° 30, expositor: Alejandro Germano.
https://www.dnrpa.gov.ar/portal_dnrpa/carta_compromiso/informacion/cccdnrpa.pdf.
– Alberto Omar Borella: Régimen Registral del Automotor. Ed. RC, págs.: 24, 25, 26 y 27.
– Revista Ámbito Registral: Edición N° 35, mayo de 2008, págs. 6,7, 8, 13 y 14. Edición N° 83, febrero de 2016, págs. 14, 15,16, 18 y 19. Edición N° 85, mayo de 2016, págs. 27, 28 y 29. Edición N° 101, septiembre de 2018, págs. 16, 17, 18, 19 y 20. Edición N° 102, octubre de 2018, págs. 9, 11, 12, 13,22 y 23.